[Balance 2013] Privacidad y vigilancia en América Latina y el Caribe

by Digital Rights LAC on enero 28, 2014

Collage Privacidad

En Digital Rights LAC quisimos preguntarles a distintos especialistas de la región sobre su balance personal en temas de derechos digitales. Este es el caso de Carly Nyst, a la que le preguntamos: dado los diversos sistemas de identificación biométrica que han proliferado en la región durante el 2013, como por ejemplo SIBIOS en Argentina o PUMA en Colombia, ¿cuál crees que será el impacto de estos sistemas en la privacidad? y ¿qué debemos esperar para el 2014?

En el marco de un 2014 que presenta una lucha de los países latinoamericanos por lidiar con un rápido desarrollo y crecimiento, la expansión de la población y una desigualdad creciente; el derecho a la privacidad se verá amenazado en forma exponencial. Los gobiernos de América Latina, lidiando con el desarrollo, la seguridad, el crecimiento y la modernización en ausencia de sistemas legales, infraestructura física y tradiciones fuertes de transparencia y rendición de cuentas, se vuelcan con mayor frecuencia hacia las tecnologías de vigilancia como una herramienta para hacer cumplir la ley, acercar servicios públicos a los ciudadanos y administrar –y controlar- a la población. Una modalidad particularmente preocupante, que está siendo adoptada por varios países de la región, involucra a las tecnologías biométricas.

Considerada como una herramienta para facilitar el desarrollo socio-económico y político, las tecnologías biométricas han sido desplegadas en un abanico de sectores, que van desde los sistemas de identificación nacional en Argentina hasta la entrega de servicios sociales, incluso servicios de salud, en Perú. Sin desacreditar los potenciales beneficios de las tecnologías biométricas, es esencial comprender sus riesgos para poder desarrollar políticas y marcos legislativos relevantes respecto de su desarrollo y uso, minimizando el potencial impacto negativo que pudiesen tener. La propia naturaleza de las tecnologías biométricas puede conllevar varios problemas, como por ejemplo:

• La información procesada se encuentra en riesgo de ser mal usada y ser utilizada como objeto de fraude;
• Puede resultar en errores de identificación y faltas de certezas;
• Su naturaleza las vuelve exclusivas; y
• La retención desregulada levanta cuestionamientos sobre el funcionamiento y sobre la seguridad de la información en sí misma.

Además, si bien se reconoce que las tecnologías biométricas no son dañinas per se, las políticas y vacios legales en los que son usadas fallan a la hora de regular y limitar sus propósitos. De esa forma, pueden ser vistas y utilizadas como herramientas destinadas a la vigilancia por medio de la realización de perfiles (profiling), exploración de datos (data mining) y control de la población.

En el mundo digital de hoy en día, el derecho fundamental a la privacidad resguarda quiénes somos y da soporte a nuestra lucha continua para mantener nuestra autonomía y auto-determinación frente al creciente poder estatal. Los avances tecnológicos proveen oportunidades sin precedentes para empoderar a la gente, pero también cuentan con el potencial de impactar negativamente sobre los derechos humanos básicos de forma significativa. Estas consecuencias son un riesgo particular en el despliegue de tecnología biométrica, la cual permanece sin regulación por parte de las leyes de protección de datos personales y privacidad, así como de la industria biométrica, la cual falla a la hora de incorporar estándares de privacidad y protección de datos en sus procedimientos. Los desafíos de emergencia incluyen el impacto ético que tienen los programas de identificación, la necesidad de considerar normas culturales y sociales, así como los peligros de la acumulación de datos.

Es probable que las tecnologías biométricas tengan un rol importante en la entrega de servicios públicos. Sin embargo, la privacidad debe continuar siendo una preocupación primordial a la hora de diseñar e implementar programas biométricos. Este es un importante desafío que deberá enfrentar América Latina en el 2014.