Del uso a la apropiación: mujeres bogotanas sin tiempo para descubrir la web
by Digital Rights LAC on diciembre 16, 2015
¿Hay menos mujeres que hombres usando la web? Si es así, ¿por qué? Las mujeres que usan internet ¿la perciben como una verdadera herramienta democrática? La organización Web Foundation realizó un informe en 10 países del mundo con la intención de responder estas cuestiones clave. Colombia es el único país latinoamericano que se analiza en este estudio.
Por Florencia Goldsman*
La investigación global revela una imagen con desbalances notables respecto del empoderamiento digital, comparables con otras desigualdades sociales en relación con la búsqueda de información y participación ciudadana. En relación al acceso, mientras el uso de internet entre hombres jóvenes educados y estudiantes en comunidades pobres del mundo en desarrollo es comparable con el uso que hace la ciudadanía estadounidense, el que hacen las mujeres adultas y sin educación en estas mismas áreas es muy incipiente e incluso inexistente.
Además, las mujeres tienen 50% menos probabilidades de estar conectadas que los hombres en el mismo grupo de edad y con niveles semejantes de educación e ingreso familiar. La razón de esta desigualdad de género en el acceso a las TIC se responde observando la inequidad en la educación recibida y la edad en la que conocen la web.
El costo de internet, que en muchos casos representa el 10% de los ingresos de las personas encuestadas, es otro gran obstáculo. Y a la hora de expresarse en la red, las mujeres tienen menos de la mitad de las posibilidades que los hombres, y un tercio de menos probabilidad de usar internet para buscar trabajo (según edad y educación).
También señala que frente a situaciones de violencia de género mediante TIC, en el 74% de los países incluidos en el Índice Web, funcionarios públicos y tribunales no están tomando las acciones apropiadas, mientras siete de cada diez mujeres jóvenes (entre 18 y 24 años) que usan internet a diario han sufrido algún tipo de abuso en línea.
Por último, el informe revela un dato preocupante acerca de lo que llama el Patriarcado en la Red: “En Nueva Delhi y Manila casi dos tercios de los hombres estuvieron de acuerdo con la afirmación de que a las mujeres no se les debería permitir usar internet en espacios públicos, y más de la mitad coincidió en que los hombres tienen la responsabilidad de restringir lo que las mujeres buscan en la red”.
Es urgente contextualizar los resultados globales y contrastarlos en nuestros países, ciudades y comunidades. Las desigualdades actuales acarrean deudas históricas que merecen un cambio real en el entorno digital.
Muestra local: Ciudad Bolivar, en Bogotá
A partir de una muestra de 1000 entrevistas cara a cara (250 hombres y 750 mujeres de edades entre 18 y 60, que viven en áreas urbanas de bajos recursos económicos), se resaltaron algunos desafíos para la participación en la ciudadanía digital de las mujeres.
Los datos del informe destacan que 70% de hombres acceden regularmente a Internet en detrimento de un 56% de mujeres. Si reconocemos la importancia que ha cobrado Internet, esta cifra no puede ser leída como un dato menor. Si no se logra expandir el acceso a las mujeres, no solo las alejamos de los procesos de innovación y creatividad que ofrece el ecosistema de Internet, sino que bloqueamos la posibilidad de que ejerzan sus derechos en la red.
El análisis realizado en Bogotá por Fundación Karisma señala que los esfuerzos de alfabetización tecnológica por parte del gobierno se dirigen más a orientar sobre los riesgos que presupone navegar en las redes y menos al uso de tecnologías para procesos de empoderamiento y participación política. La población menos favorecida a nivel económico en Bogotá reconoce el valor de acceder a la web, pero no ve en el uso un medio para ejercer derechos, sino un bien de consumo.
En el contexto de uno de los países que presenta los costos más altos de servicios de internet en la región, el aumento del crecimiento de acceso a través de la telefonía móvil es otro dato importante. El estudio demuestra que, más allá del estatus económico, las mujeres bogotanas están conectadas a internet a través de sus teléfonos celulares. Si el acceso tiene dichas características resulta necesario pensar, observa el informe, de qué manera influyen los planes de las telefónicas del tipo zero-rating. Las promociones de acceso gratuito a aplicaciones como WhatsApp y Facebook, o la aplicación Free Basics (de la iniciativa Internet.org de Facebook), ciertamente no se pueden traducir como acceso amplio a internet.
En este sentido, del 83 % de las mujeres que accede a internet para usar Facebook, 37% de ellas admitió que nunca abrió un hipervínculo desde dicha plataforma. Es entonces imaginable una relación con las plataformas de “actualización de estado” más que de exploración a lo que éstas les ofrecen para interactuar, proponer o expresar.
Poco tiempo para navegar
La división del trabajo doméstico y la responsabilidad de las jefas de hogar son factores a tener en cuenta en un análisis como el que se referencia aquí. La mayoría de las mujeres de zonas urbanas menos favorecidas, tras realizar las jornadas laborales fuera de casa, son responsables de los cuidados de la familia y del mantenimiento de los hogares en rutinas diarias, sumando dobles o triples jornadas laborales.
El informe revela que 78% de los usuarios hombres pagan por los costos relativos al acceso, frente a un 50% de las mujeres. Acerca de las limitantes respecto de una exploración más amplia de la web, 27% de las mujeres usuarias de internet señalaron la falta de tiempo como el principal obstáculo. El análisis de los datos demuestra que la red no está ayudando a empoderar a las mujeres. Perpetúa, en cambio, la falta de independencia económica, la escasez de tiempo y el bajo incentivo para usar internet como herramienta de participación.
La percepción de las mujeres acerca de Internet se liga, no obstante, a sus rasgos de facilitadora de empleo con el uso de correo electrónico por ejemplo, y no tanto como una herramienta con otro potencial transformador. Esto se sustenta con el dato de que el 64% de las mujeres entrevistadas manifestaron no haber usado la web para encontrar información acerca de sus derechos o para acceder a información orientadora sobre violencia de género.
Es claro que no partimos de una tabula rasa cuando usamos herramientas, tecnologías y entramos a internet. Todos contamos con un bagaje sociocultural que nos facilitará, o no, utilizar internet en su máximo potencial. Por eso, un uso consciente, creativo y seguro se relaciona con una alfabetización digital que tome en cuenta las características interseccionales de las mujeres que se acercan a las TIC. Clase social, edad, origen étnico, identidad de género, ubicación geográfica, nivel educativo son rasgos fundamentales para poder adaptar tipos de acceso, herramientas, demandas y necesidades a políticas públicas para profundizar los usos de la red.
El informe global de la Web Foundation y el capítulo local colombiano demuestran que aún queda mucho por hacer para promover el uso de tecnologías e internet como herramientas para la participación, para que sean realmente espacios seguros en donde todas y todos podamos ejercer nuestros derechos. Un buen primer paso es reconocer que uso no significa apropiación. El esfuerzo debe concentrarse en igualar los conocimientos que tenemos a la hora de lanzarnos a bucear en la Web.
*Florencia Goldsman, comunicadora social, periodista, community manager del proyecto Dominemos la Tecnología y Google Fellowship en Fundación Karisma.